enero 16, 2009

Ortega y la mueblería

Hola, queridos visitantes de SCHOLLIUM, acepto que he estado algo perdido pero aquí me tienen de nuevo.
El martes pasado tuve una simpática experiencia que no por su simpleza dejó de iluminarme y hacerme cavilar en algunos asuntillos que en estos tiempos modernos cobran no poca importancia. Resulta que fui enviado a buscar una mueblería en un barrio contiguo al que vivo; confiado en la tarjeta que el dueño del establecimiento había suministrado, llegué al lugar y a pesar de que no tenía la apariencia esperada, toqué el timbre; inmediatamente fui atendido por una señora que me aseguró no saber de dicha mueblería, "¿cómo no?" le pregunté mostrándole la dirección que aparecía en la tarjeta, a lo cual una vez más me contestó-esta vez con algo de sorpresa por el claro equívoco- que no era allí; rápidamente llamé al teléfono de la mueblería y le dije al dueño que me había dado mal la ubicación de su negocio a lo cual me respondió bastante enojado que no era así, que verificara la dirección y me fuera inmediatamente para allá, fue allí donde lo más filosófico de mí salió a flote para pensar: "Se supone que este es el lugar correcto, no puede haber dos direcciones iguales, ¿me estará hablando en otra dimensión espacio/temporal? ¿acaso estoy en el lugar pero no en el tiempo adecuado?", lo absurdo de mi último razonamiento me aterrizó en la posible realidad de que aquel hombre fuese quien estaba en error y efectivamente fue así, minutos más tarde volví a comunicarme con él y cuál no fue mi alegría cuando supe que efectivamente la tarjeta estaba mal impresa y por tanto carecía de la letra A que conduce a la calle donde se encuentra la tan buscada mueblería.
En la noche de aquel mismo día me encontré leyendo "¿Qué es filosofía?" de Ortega y Gasset, específicamente la lección IX en la cual habla del conocimiento de la realidad y el pensamiento; señala el filósofo español que el mundo exterior no existe sin mi pensarlo pero no es mi pensamiento, mi mente de alguna manera es la representadora de la realidad, que es lo representado, pero mi mente no es lo representado; por el hecho de que la caída de un árbol en un bosque lejano no se oiga no quiere decir que no ocurrió y eso fue precisamente lo que pasó con el hombrecillo de la mueblería, él pensaba estar en lo correcto y defendió a capa y espada su cpnvicción pero ni por un segundo desconfió de sus razonamientos, prefirió entonces desconfiar de la realidad que silenciosamente y sin exaltarse, le contestó segundos después con un bofetón.
¡Cuánto tiene que aprender este mundo moderno de Ortega y sus planteamientos, ahora que el mundo es cuadrado si yo lo pienso y lo bueno se vuelve malo si amanecí de malas pulgas!
Adios scholliumaficionados, hasta la próxima entrega (que espero no sea muy tarde)

1 comentario:

  1. Muy buena selección de libros.
    La "Historia" de Copleston, es un excelente apoyo para las cursadas.

    Saludos!

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