enero 08, 2009

Algún heideggeriano de la nueva estirpe en mi facultad, comentó alguna vez que en alguna de sus clases, el filósofo alemán expulsó a un grupo de jesuitas bajo el pretexto de que en aquel curso iban a buscar la verdad y ellos ya creían haberla encontrado.

Ciertamente la reacción del "pequeño Martin" fue un tanto resentida, considerando que en su juventud quiso ser sacerdote (cura frustrado) pero deja un cuestionamiento claro para todo aquel que busca respuestas, ¿acaso la búsqueda implica negación de aquello que puede aparecer como una respuesta por lo menos parcial? ¿el verdadero conocimiento no se construye con base en conocimientos previos que iluminan y permiten dar un paso tras otro en el largo camino hacia la verdad?

Quienes no tenemos la gracia de ser ateos por la "debilidad mental" que algunos nos atribuyen tenemos claros cuáles son los límites de la razón y cómo la fe puede iluminar aquellos espacios vacíos que deja su hermanita, el descubrir el maravilloso mundo de lo trascendente no nos lleva a respuestas simples y tajantes, todo lo contrario, nos mueve a investigar más, a no conformarnos con la pseudofilosofía, a buscar respuestas contundentes. Pensamos con aquella "filosofía de las hadas" a que alude Chesterton que no pr inocente es ingenua, todo lo contrario, brilla de lucidez y sentido común.

Ver "La ética en el país de los elfos" en "Ortodoxia"