junio 04, 2009

La libertad, materia de trabajo de la historia

" No se trata de que queramos negar o disminuir la influencia que ejercen, por ejemplo, las relaciones de producción sobre las estructuras ideológicas. La política, la literatura, el arte, la moral y aun las formas que reviste la religión de un pueblo en una época dada, no dejan de estar relacionadas con las condiciones económicas en que ese pueblo vive. Hasta se puede prever la orientación que tomará, normalmente, la evolución futura de la sociedad en cuestión. Basta, no obstante, la intervención de una poderosa libertad humana para que todas nuestras previsiones se desmoronen... Bastó que interviniese un hombre como Lenin, para que la Rusia atrasada y semifeudal, en que el proletariado industrial no representaba más que el uno por ciento de la población llevara a cabo le primera revolución comunista victoriosa.
Por el contrario, en 1922 en Italia y en 1933 en Alemania, la situación objetiva fue propicia para la revolución comunista, pero no se tuvo en cuenta suficientemente la libertad de un Mussolini o de un Hitler"
Ignace Lepp, La existencia auténtica

La actual cultura del gas hilarante



Es innegable que la actual cultura del confort, de lo light y del no compromiso huye al dolor y a la verdad que muchas veces no es cómoda mediante un proceso similar al de "El Guasón", reconocido villano cuyas víctimas sufren las consecuencias de un gas que les genera una risa enloquecedora y los desconceta de todo lo que pasa asu alrededor mientras el rufián hace y deshace a su gusto.
La gran cantidad de series tontas y sin ningún contenido en TV demuestra cómo nos vamos embruteciendo para huir a una dolorosa verdad: el mundo está en crisis. La carcajada ante esta realidad se hace cada vez más fuerte y ensordecedora, pero ¿a qué grupo pertenecemos? ¿al de los que se ríen ignorando la verdad o al de quienes protegiéndose del gas hilarante tratan de permanecer atentos para contrarrestar las acciones destructivas del enemigo?